Un equipo de científicos de la Universidad de Yale ha realizado un descubrimiento revolucionario en el campo de la neurociencia. A través del desarrollo de mini-cerebros a partir de células madre de niños autistas, han identificado dos vías asociadas con la aparición del trastorno del espectro autista (TEA).
Estas vías específicas parecen estar relacionadas con el tamaño del cerebro de los niños y podrían ser clave para el diagnóstico y tratamiento del autismo en el futuro. El estudio demuestra que el TEA es muy heterogéneo y aún no se comprende cómo los procesos biológicos pueden dar lugar a los síntomas observados en las personas afectadas.
Utilizando organoides cerebrales y técnicas de transcriptómica unicelular, los investigadores encontraron alteraciones en el desarrollo del cerebro anterior en niños con TEA idiopático. Los cambios en el transcriptoma sugieren que la patogénesis del TEA implica una alteración en el equilibrio entre las neuronas excitatorias de la placa cortical dorsal y otros linajes celulares.
Curiosamente, los niños con TEA y macrocefalia mostraron un crecimiento excesivo de neuronas excitatorias, mientras que otros niños con TEA mostraron un déficit en el número de estas neuronas. Estos hallazgos podrían tener un impacto significativo en el diagnóstico del autismo y en la identificación de los casos que podrían beneficiarse de medicamentos diseñados para mejorar los síntomas de trastornos con una actividad neuronal excitatoria excesiva, como la epilepsia.
Además, los investigadores destacan la importancia de crear biobancos de células madre derivadas de pacientes. Estas muestras podrían ser esenciales para adaptar la terapia a individuos específicos y promover la medicina personalizada en el tratamiento del autismo.
Este descubrimiento abre nuevas puertas en la comprensión y tratamiento del autismo. Los investigadores de la Universidad de Yale están emocionados por las perspectivas futuras y las repercusiones positivas que este avance podría tener en la vida de las personas con autismo. El equipo espera continuar explorando estas vías y encontrar posibles tratamientos más eficaces para el TEA en el futuro.
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